Burdeos es una ciudad situada a menos de 200 kilómetros de la frontera española, por lo que –desde muchas zonas del país- lo más fácil y rápido será llegar a ella por vía terrestre. Especialmente desde el País Vasco y el norte de Castilla y León, el trayecto en coche o en autobús se hace en un tiempo bastante breve. También se puede llegar en tren, siendo una buena primera parada para un viaje de Interrail hacia el norte.
No obstante, el avión sigue siendo el modo más rápido de volar entre el resto de ciudades españolas y el aeropuerto de Burdeos-Merignac. Iberia opera hasta tres vuelos diarios, dependiendo del día, entre Madrid y Burdeos a través de su filial Air Nostrum y posibilita conexiones con otras ciudades españolas en el aeropuerto de Barajas.
Por su parte, Air France opera directamente desde Barcelona a Burdeos con hasta dos frecuencias al día. Esta compañía es también una opción interesante para el resto de ciudades españolas en las que opera, ya que conecta los destinos españoles con Burdeos con frecuentes escalas en alguno de los dos aerpuertos de París.
Son las dos compañías de bandera y los precios suelen ser más caros que en las de bajo coste. No obstante, la competencia de éstas empieza a notarse y es posible encontrar ofertas puntuales o precios más económicos en algunos de los buscadores de viajes online de las agencias.
La irrupción de las compañías aéreas de bajo coste ha convertido en Burdeos en una excursión agradable y económica desde varias ciudades españolas. Vuelos breves y precios económicos son una combinación muy interesante para una excursión de fin de semana. A día de hoy –octubre de 2011- Burdeos mantiene conexiones aéreas directas con Madrid, Barcelona y Sevilla gracias a tres diferentes líneas de bajo coste: EasyJet, Vueling y Ryanair, respectivamente.
Independientemente de la política de equipajes y el trato a bordo de estas compañías, la única gran diferencia entre los vuelos de bajo coste y los de las aerolíneas tradicionales reside en la zona del aeropuerto donde se embarca y aterriza. Las aerolíneas tradicionales lo hacen en el aeropuerto habitual, amplio y moderno, mientras que para las de bajo coste se habilitado una zona de embarque especial, a base de módulos prefabricados, algo más pequeña e incómoda.